por HC Irma Mejía
Las personas llegan a nuestra vida para enseñarnos como Ser o como No Ser. Y llegar a darnos cuenta de que alguién que amamos no es realmente lo que mas nos conviene es muy duro de afrontar.
Y como todo en la vida, el tipo, la calidad de relaciones que tenemos, hablemos de pareja, amistades, familia, conocidos y en general con nuestro entorno, depende principalmente de como nos hayan educado, de lo que nos hayan transmitido sin palabras cuando pequeños.
Si tuvimos papás que mostraban respeto por nosotros como seres humanos, que nos permitían hablar, mostrar nuestras emociones sin reprimirnos, que nos contenían, nos escuchaban y se mostraban empáticos con nosotros, seguramente al crecer y volvernos adultos, seremos personas con una alta autoestima, que sabremos confiar en nosotros mismos.
Si, por el contrario, tuvimos papás o quien nos creció, que no nos permitían mostrar nuestras emociones, nos reprimían, no nos permitían opinar, y además eran personas ausentes, no solo físicamente sino también aunque estaban presentes, estaban ocupadas o no nos hacían caso, creceremos con el síndrome de la huella de abandono, que además de traernos falta de confianza en nosotros mismos nos hace sentir solos que nadie va a permanecer en nuestras vidas y vivimos con el temor al rechazo a no ser suficientes y basamos nuestras relaciones no en actuar para crecer la relación sino que las basamos en la premisa de “para que hago esto o aquello si al final se va a salir marchando” y generalmente ante esta forma de pensar, por supuesto las personas se alejan de nosotros. Nadie en su sano juicio y menos si es una persona que ha trabajado en su autoestima y se considera valiosa va a permitir que alguien con esta forma de actuar y pensar la menosprecie y la trate de forma indiferente o hasta tratando de manipularla, chantajearla.
Lamentablemente en esta época tan agitada en que los adultos optan por trabajar, estudiar, darse tiempo para su cuidado personal, se tiene poco tiempo para autoconocerse, este autoconocimiento requiere si no tiempo, si estar muy pendientes de lo que decimos, hacemos y actuamos. Ahí es donde podemos encontrar que fue lo que nos paso que es la causa de porque actuamos como actuamos. Claro que puede ser doloroso darnos cuenta de que nuestro comportamiento daña a quienes mas queremos, que somos como no quisiéramos ser, que nuestra forma de actuar nos lastima también a nosotros, que nos hace inseguros, temerosos entre muchos otros sentimientos negativos.
Trabajar en nosotros, es estar atento a lo que digo, pienso y hago; es estar checando de donde viene ese pensamiento que me hace decir, pensar y hacer eso que tal vez me hace ser esa persona maravillosa o esa persona de la que quienes amo se quieren alejar.
La relación mas importante que tenemos los seres humanos es la relación con nosotros mismos, y lamentablemente la mayoría de las personas es la que tienen menos cultivada, observada y cuidada.
Lo que somos será el reflejo de las relaciones que tengamos. Todo con lo que nos relacionamos es un espejo, donde podemos, si estamos atentos, darnos cuenta en que necesitamos poner nuestra atención y trabajar para superarlo. Eso que me molesta de alguien, que me enoja, es algo que debo trabajar en mi mismo.
Las personas, así como son, son perfectas para mostrarnos lo que debemos trabajar en nosotros mismos. No se trata de soportar que me pegue, que me insulte, o me trate mal ya sea físicamente o de palabra. Se trata de darse cuenta de que, así como es esa persona, es mi mejor maestro para mejorar en ese aspecto que me esta mostrando.
Tal vez alguien me desespera por su forma de ser, tal vez lo que me esta mostrando es que debo ser mas tolerante, mas paciente. Pero tampoco se debe tolerar estar con alguien en quien hemos trabajado la paciencia, la tolerancia, etc., que llevamos años reconociéndonos a través de el. Por respeto a nosotros mismos, es valido, si se decide, alejarse de esas personas porque ya hayamos aprendido lo que teníamos que aprender, ahora tal vez la enseñanza es aprender a alejarse de lo que hace daño, que no suma y que al contrario es motivo de desilusión de desanimo. Es mostrarnos que, ante todo, yo me cuido y habiendo aprendido la lección tomo otro camino para seguir creciendo y conociéndome.
Cuando hayamos comprendido que entre mejor sea la relación conmigo mismo, mejor será la relación con todo lo demás que me rodea, que encontraremos esa armonía que hemos generado en nosotros mismos, en todo lo que nos rodea.
Nos relacionamos con todo lo que nos rodea, empecemos por el núcleo de nuestras relaciones que somos nosotros mismos. Antes de querer entender a los demás, entendámonos a nosotros mismos.
Aceptemos a las personas como son y como no son
Crezcamos la relación con nosotros mismos
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