Sin lugar a duda, estar sano es invaluable, y tener un estilo de vida saludable es primordial en los tiempos que vivimos. Nada se compara a verse y sentirse bien
por dentro y por fuera.
En todo el mundo este “movimiento” de salud ha ido in crescendo y cada vez es más común ver gente practicando cualquier cantidad de deportes: 9W, triatlón, running, kickboxing, box, natación, alto impacto, bajo impacto, etc. Las opciones son muchas y muy variadas y todas tienen como finalidad preservar la salud, y darnos una sensación de bienestar general. Ya sea de manera presencial o virtual, hacer ejercicio y poder compartir en redes sociales los logros y resultados de dichos esfuerzos se ha vuelto casi casi un must para todos (aficionados y profesionales). Y es que como reza el dicho: “ver para creer” y que mejor manera de demostrar el fruto de nuestro esfuerzo físico que con una selfie ¿o no?
Sin embargo, en el afán de perseguir una mejor salud y apariencia física, hemos dejado de lado otro aspecto igual de importante: la salud mental y emocional.
No hay que ser doctor o científico para entender que la salud mental es fundamental y que es primordial que trabajemos en todo momento por mantenernos cuerdos en este mundo convulso e incierto en que vivimos. Para lograrlo necesitamos quitar estrés a nuestras vidas, tomando conciencia de los pensamientos que constantemente nos asaltan y que pueden hacer que nuestro día se convierta en una dicha absoluta o en una total pesadilla.
Estamos muy acostumbrados a ver hacia afuera. Así hemos sido educados. Nos cuesta mucho trabajo estar en silencio, escuchar nuestra voz interna y reconocer que todo empieza dentro de nosotros mismos. Aún en los momentos de distanciamiento social hemos preferido conectar con Netflix antes que conectar con nosotros mismos. Nos aterra ver hacia adentro porque no sabemos qué vamos a encontrar y si nos va a gustar lo que podemos encontrar o reencontrar.
Este encuentro personal, estar alertas y conscientes de los pensamientos que generamos a cada momento se puede realizar de muchas maneras y es altamente recomendable que lo hagamos ya que la salud mental está íntimamente ligada a la salud emocional.
“Si cambias tus pensamientos, cambian tus emociones
Si cambias tus emociones, cambia tu actitud
Si cambias tu actitud, cambia tu vida
Si cambia tu vida, cambia tu destino.”
Stephen Crane
Entre las muchas alternativas existentes para lograr esta armonía se encuentra la práctica de Yoga.
Yoga es una disciplina fabulosa que tiene el poder de transformarlo todo. Tanto así que puede convertirse en tu nuevo estilo de vida. Existen muchas variedades y tipos de yoga y aunque ese puede ser tema de otra contribución, puedo decir a título personal que tener una práctica física o de asanas es benéfica para logar flexibilidad y conocimiento del propio cuerpo. Sin embargo, sin la práctica meditativa que ofrece no es más que un deporte más.
Al realizar una práctica integral de Yoga de manera constante, se logran muchos beneficios: mejoras tu flexibilidad corpórea y mental, aprendes a conocer y reconocer tu cuerpo, lo escuchas, te vuelves más consciente sobre tus limitaciones y te empujas un poco más para superar tus miedos y tus creencias limitantes, dándote cuenta de que siempre hay oportunidad para mejorar siendo más pacientes, tolerantes y amorosos con nosotros mismos y con quienes nos rodean.
Si nos damos permiso de conectar con nosotros mismos, nos daremos cuenta de que no solo somos más sanos físicamente, sino que nuestra relación con nosotros mismos se vuelve más compasiva, la calidad de nuestros pensamientos mejora y por ende, nuestras relaciones interpersonales se vuelven más fructíferas.
Para lograrlo te comparto unos tips:
1-. Practica mindfulness, ósea, vive en el momento presente a cada instante: si manejas, maneja sin ir hablando por teléfono; si comes, disfruta cada bocado sin estar viendo televisión, computadora o celular, etc.
2-. Ponle un ALTO a tu mente: tan solo por un momento ponle pausa tu agitada mente y date cuenta de la cantidad de pensamientos que hilaste en un segundo mientras lavas los platos o te lavas los dientes o mientras manejas o cocinas. Son estos momentos de iluminación que te ayudan a darte cuenta de que tan rápida es tu mente para crear o recrear escenarios mientras vives en “automático”.
3-. Cambia el diálogo: ¿te has dado cuenta de cómo interactúas contigo mism@?, ¿qué te dices con mayor frecuencia?, ¿cómo es el tono en el que te hablas?, ¿soportarías que alguien más te hablara así? Es fundamental cambiar nuestro diálogo interno porque la manera en que nos hablamos influye enormemente en la manera en la que percibimos el mundo y la manera en que nos relacionamos con los demás. Piénsalo: si mi diálogo interno solo tiene reproches, insultos y lamentos por lo que no hago o lo que no sale bien, me sentiré tan mal conmigo mism@ que la próxima vez que alguien me halague no seré capaz de recibirlo, lo despreciaré o pensaré que se burlan de mí porque internamente yo solamente me fijo en todo lo mal@ que soy o que hago.
Así que ya lo sabes, tener un cuerpo sano es básico, pero estar sanos emocional y mentalmente es fundamental. Así que la próxima vez que te asalten pensamientos negativos recuerda que éstos pueden ser tan poderosos que logren convertirse en realidad.
Mejor cámbialos y cambia tu vida.
Deseándote pensamientos de luz, abundancia y mucha salud.
Mónica Velasco
IIN Health Coach
Instructora certificada de Vinyasa Yoga
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