
Aunque no lo creas descuidar nuestra salud tienen un gran impacto en ese extraño comportamiento de dejar lo más prioritario para después; es decir, procrastinar es resultado en gran medida de dejar nuestra salud a la suerte. Te lo explico a continuación.
Procrastinar, postergar o posponer lo importante, en palabras coloquiales es distraerte con actividades sin valor o con tareas que pueden esperar, dejando para después las actividades relevantes que te ayudarían a lograr tus metas o desempeñar mejor sí fueran ejecutadas de acuerdo a su prioridad.
¿Sabes cuál es el mayor causante del estrés?
No, no es tu alta ocupación en el trabajo, ni tu jefe, ni las solicitudes de tus clientes, ni tu negocio, ni tu pareja, ni los mil y un temas con tus hijos, ni cualquier otra cosa que se le parezca, el principal causante de estrés es sabotearse uno mismo procrastinando.

Un ejemplo cotidiano:
Tu día empieza a ser productivo de acuerdo a tu agenda, pero llega un momento en el que te entregas por completo a la distracción, empezando por atender la noticias que llegan a tu celular, después pasas a leer comentarios en las publicaciones, por qué no ver videoblog en YouTube, qué me habrán comentado en mi Facebook, voy por un cafecito para despertar, hace mucho no veo Linkedin, cuantos correos me habrán llegado en la mañana, y de pronto el día está por terminar. Entonces alguien por cortesía te pregunta ¿cómo estas? y tu respondes estresadamente: -Muy ocupado y no he avanzado nada- A partir de ahí te juras que no volverás a mal gastar tu tiempo de esa manera, pero al otro día todo se repite.
¡Momento! Sí te estas identificando porque gastas mucho tiempo en redes sociales o respondiendo correos con baja relevancia en el trabajo en vez de atender asuntos críticos e importantes, no te avergüences, esto es un mal que todos padecemos de manera similar y a diferente niveles; así que continua leyendo porque hoy podría cambiar tu vida.
Interesante verdad, pero ¿por qué nos autosaboteamos de esta manera? Según los expertos en el tema existen dos razones principales:
1.- Resistencia a dejar nuestra zona de confort
Inconscientemente decidimos hacer cosas que dominamos sin dificultad o que gozamos hacer aunque no repercutan en logro de nuestras metas; este es el problema, porque por más apasionado que resulte nuestro trabajo y tengamos la posibilidad de delegar, en algunas ocasiones tendremos que realizar cualquier tarea que no nos guste o de la que no seamos expertos.
2.- Subestimar tanto a nuestro autocontrol como a nuestra fuerza de voluntad
Regularmente enunciamos cosas como: Seguro que si, esta semana termino de escribir mi libro, o no hay problema mañana termino mi presentación, etc. Todos creemos que somos genios y mentalmente fuertes, pero al momento de trabajar simplemente algo no jala del todo bien, como sí perdiésemos el control inexplicablemente.
Ahora bien, para vencer malos hábitos debemos incorporar nuevos y buenos a nuestras rutinas, eso no es nuevo, pero en este caso se requiere crear todo un sistema que incluye disciplina, hábitos saludables y ciertas acciones que hagan sinergia para que funcionen exitosamente
Para dejar de postergar lo importante, requerimos construir un sistema individual integrando disciplina, hábitos saludables y acciones que hagan sinergia entre si
Dicho de otra manera, el simple hecho de administrar mejor nuestro tiempo, aunque sirve de mucho, no es suficiente para ejecutar nuestras tareas con base a lo planeado y tan satisfactoriamente como lo deseamos. Sin generalizar, estoy seguro que la mayoría hemos experimentado esto cada que vemos nuestra lista de actividades parcialmente realizadas, a destiempo o sin cumplir.
Recomendaciones para construir un sistema integral anti-procrastinación:
Manteniendo claridad mental